lunes, 15 de junio de 2009

Dislexia como Trastorno Especifico de la Lectura.



El término “dis” se utiliza para trastornos evolutivos con independencia de su grado de severidad, mientras que el término “a” se utiliza para trastornos adquiridos que conllevan incapacidad total, ya sea por pérdida o alteración de la capacidad para leer, normalmente producida por lesión cerebral, traumática y esquémica (Galve, 2007).

Eisenberg (1978), la define de forma textual como “incapacidad para aprender a leer normalmente, a pesar de la enseñanza habitual, el medio socialmente adecuado, la motivación normal, el sentido exacto, la inteligencia normal y ausencia de defectos neurológicos” (Galve, 2007). Así se puede aceptar como definición de dislexia que “es la dificultad específica para la lectura sea cual sea la causa”. Desde el punto de vista neurológico, la dislexia sería propia de aquellos sujetos en los que el déficit se produce por algún tipo de disfunción cerebral (pudiendo haberse producido antes o después de haber adquirido la lectura) (Galve, 2007).

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente indicado procedemos a clasificar las dislexias como, dislexias centrales y dislexias periféricas, las que ha su vez pueden ser tanto evolutivas como adquiridas. En donde se consideran las dislexias evolutivas como alteraciones en el proceso lector que aparecen sin razón aparente, los sujetos tienen una capacidad intelectual normal, ambiente socio-familiar adecuado, adecuada escolaridad y funcionamiento de componentes perceptivos-motores y las dislexias adquiridas que surgen como consecuencia de una lesión cerebral, perdiendo en mayor o menor grado habilidades a nivel lector antes o después de ser adquiridas (Galve, 2007).

Tanto dislexias evolutivas como adquiridas se subdividen en centrales y periféricas, siendo las primeras (centrales) aquellas que surgen por trastornos en los procesos léxicos y de selección/recuperación, es decir son alteraciones del lenguaje primario, y las segundas (periféricas) surgen por trastornos localizados en los procesos posteriores (motores), específicamente en comportamientos óculo-motor, suelen tener mayor número de fijaciones, regresiones y tiempo de ejecución que los sujetos normales, es decir, son alteraciones del lenguaje secundario (Galve, 2007).
Dentro de las dislexias centrales encontramos la dislexia fonológica la cual se define como la “incapacidad para hacer uso eficaz del procesamiento de la lectura fonológica o indirecta, que precisa de conexiones entre el sistema visual de análisis y en nivel de fonemas” (Puente, 2001). Este tipo de dislexia se produce porque el sujeto no dispone de la ruta subléxica, por lo que no puede leer pseudopalabras (Beauvois y Dérouesné, 1979), al fallar esta ruta se producen abundantes errores con fonemas que comparten puntos de articulación similares. Al no disponer de la ruta subléxica el sujeto lee por una vía léxica, por lo que ha de aprender a leer todas las palabras nuevas por el método de asociación de su patrón visual global con su patrón auditivo global (Galve, José Luis, 2007). En otras palabras la dislexia evolutiva fonológica es aquella que afecta a la adquisición y desarrollo del procesamiento léxico de la lectura, con utilización inadecuada de la ruta visual realizando la lectura solo a través de la ruta fonológica, aquí el sujeto solo podrá aprender por el método global (Galve, 2007).

Analizando los diferentes procesos observamos tres estadios, el proceso de segmentación de palabras en letras, aquí el sujeto antes de poder aplicar las reglas de conversión grafema en fonemas es necesario separar cada una de las letras que componen la palabra (tienen especial dificultad en las letras dobles “ch/rr/ll/gu/qu”) ya que el sujeto puede no ser capaz de realizar agrupamiento correspondiente. El segundo estadio es conversión de unidades grafémicas, este componente se encarga de asignar los fonemas correspondientes a esos grafemas y se puede dificultar en determinados grafemas como (j/x/k), y especialmente las que tienen formas visuales y fonológicas parecidas (b,d,p,q). Y por último se encuentra el estadio de fusión de unidades fonológicas en una sola unidad, este subproceso tiene la misión de combinar los fonemas en una palabra conjunta que es tal como pronunciamos lo que leemos (Coltheart, 1985).

Por otra parte, Friedman (1995) distingue dos tipos de dislexia fonológica, estos son: 1) los que tienen dañada además de conversión grafema-fonema, la ruta directa y como consecuencia tiene dificultades para leer las palabras funcionales, puesto que estas palabras apenas tienen representación semántica. 2) los que tienen dañado el léxico fonológico, teniendo como consecuencia problemas de denominación y repetición (Galve, 2007).

Siguiendo con la línea de las dislexias centrales encontramos la dislexia superficial, la cual se produce por una alteración en la ruta léxica que no conecta la forma global de la palabra con la pronunciación (lee por la ruta fonológica). El termino dislexia superficial fue acuñado por Marshall y Newcomb (1973) y por Warrington (1979) la llamaron dislexia semántica. El sujeto tiene dificultades para leer la palabra como un todo, por lo que suele utilizar la estrategia de tanteo y cundo logra leer la palabra accede al significado. El sujeto solo dispone de la vía subléxica intacta para su lectura en voz alta; ya que solo pueden leer de forma parcial mediante las regla CGF (Conversión Grafema-Fonema), teniendo especial dificultad en la lectura de las palabras irregulares y las lee utilizando reglas de CGF. En estos sujetos la ruta fonológica funciona adecuadamente, pero no así la ruta visual, cometiendo errores con los grafemas, presentando dificultades de discriminación de homófonos y en tareas de decisión léxica con pseudohomófonos, además presenta frecuentes faltas de ortografía correctas fonológicamente y omisiones, adiciones y sustituciones de letras. El daño parece afectar a las representaciones de las palabras en función de su frecuencia de uso (Bub y Cols, 1985).

Cuando el déficit se localiza en el léxico grafémico de entrada, entonces aparecerán dificultades en la lectura para resolver una tarea de decisión léxica escrita, pero no para resolver tareas de decisión léxica auditiva, de emparejamiento, palabra auditiva-imagen o de nominación de imágenes. Alternativamente, cuando el daño se localiza en el léxico fonológico de salida, tendrán dificultades para nombrar imágenes, pero podrá comprender las palabras irregulares que lee incorrectamente (no aplicable al español) (Galve, 2007).

Durante la lectura existen tres posibilidades de fallo que se localizan: a) En el lexicón de entrada (por input) lo que impide que cada palabra se conecte con su representación, es decir, el componente dañado es el léxico visual; b) En el sistema semántico o centrales, cuyo componente dañado es el sistema semántico, sus problemas no se limitan a la lectura, sino que aparecen en el resto de las actividades lingüísticas orales y escritas, así como en la comprensión y producción, lo cual lleva asociado a la dificultad para comprender el habla y c) En el lexicón de salida del habla (por output), cuyo componente dañado es el léxico fonológico (Cuetos, 1998, 2001).

La dislexia superficial puede surgir por lesiones en varios puntos diferentes. La lesión en el sistema semántico también puede producir dislexia superficial (estos sujetos tendrán dificultades para entender palabras escritas y orales e incluso para hacer uso de ellas en su producción oral y escrita, ya que el sistema semántico es común para todas las modalidades del lenguaje (Warrington y Shallice, 1984). El rendimiento del disléxico superficial en las tareas de comprensión lectora se caracteriza porque comprenden las palabras de acuerdo en la forma en que las leen en voz alta, no según esta escrita. Su rendimiento en las tareas de comprensión auditiva se caracteriza porque comprenden mejor el significado de las palabras aisladas presentadas en voz alta que las presentadas por escrito. Tienen mayor dificultad en la comprensión de homófonos (Coltheart y Col., 1983).

Otro tipo de dislexia central es la dislexia profunda –central adquirida-, el cual es un trastorno complejo sintomático en el sentido de que consta de un conjunto de síntomas que normalmente se dan asociados, presentando errores semánticos en la lectura. Así pues la dislexia profunda seria el resultado de la lectura por los componentes del Sistema de Procesamiento Lingüístico (SPL) normalmente encargados de ella, alguno de los cuales están dañados (Galve, 2007).

En los primeros estudios se postulaba que existía un daño en ambas rutas asemánticas, pero estudios posteriores hablan de un daño adicional en torno al sistema semántico ya qué los sujetos leen mejor las palabras concretas que las abstractas. En cuanto a los errores morfológicos, podrían deberse tanto a déficit semántica como a déficit visuales (Funnell, 1987).

Todos los estudios concluyen que ambas rutas están dañadas, siendo su característica más distintiva la aparición de parafasias semánticas, pudiendo leer por ejemplo “camisa” por “ropa” indicando que tiene dañadas ambas rutas fonológicas, tanto la ruta subléxica como la ruta léxica asemántica, así pues la única vía disponible para estos sujetos sería la ruta directa o léxical semántica (Galve, 2007).

Las parafasias semánticas se producirían al carecer del sistema de control que ambas rutas fonológicas imponen sobre el acceso a la semántica (Galve, 2007). Ese control sería necesario para identificar y seleccionar el ejemplar semántico exacto dentro del concepto activado. De ese modo la representación semántica activada (correcta o incorrecta), activara la palabra correspondiente en el léxico fonológico de salida que, sin la información que en condiciones normales le llegaría directamente desde el léxico grafémico de entrada, la procesa a su vez, aunque no corresponda a la palabra leída (Galve, 2007).

Sin embargo, el déficit semántico se acompaña de otras alteraciones que se pueden resumir en primer lugar, en que los sujetos leen mejor en voz alta las palabras concretas, imaginables (visualizables) que las abstractas, y las palabras de contenido que las gramaticales (que se pueden sustituir por otras ya que, al carecer, tanto de la información semántica suficiente como de información fonológica son más vulnerables) (Galve, 2007).

También el sujeto comete frecuentes errores visuales (tronco como torno) y errores morfológicos de tipo derivativo (sustitución del morfema de raíz o del morfema derivativo) o flexivo (tendencia a omitir o a substituir los afijos flexivos), así como también errores semánticos derivados de errores visuales y dificultades importantes para leer (Galve, 2007).

En la dislexia periférica podemos distinguir a la dislexia atencional y/o dislexia por negligencia, este tipo de dislexia se produce en los estadios iniciales del procesamiento de la palabra escrita, concretamente en el estadio perceptivo, siendo en realidad este trastorno de tipo atencional producido por una lesión en el hemisferio derecho. Suele ir asociada a una lesión en la zona parieto-occipital del hemisferio izquierdo (Cuetos, 1998). Los primeros procesos que realizamos al leer son el análisis visual, destinado a la identificación de letras (parece más un problema de atención ya que la mayoría de estos sujetos tiene mas dificultades de tipo lingüístico que de tipo perceptivo) (Galve, 2007).

La dislexia por negligencia espacial fue descrita inicialmente por Kinsbourne y Warrington, (1962) en casos de sujetos que ignoran por la derecha de las palabras o de las líneas presentadas horizontalmente. El resultado no es la omisión de las letras situadas en esa posición, sino otra palabra de longitud similar a la de la palabra estimulo, que no tiene necesariamente relación semántica con ella (Galve, 2007).

En cuanto a la dislexia atencional fue inicialmente descrita por Shallice y Warrington (1977) en dos sujetos, los cuáles eran capaces de nombrar letras individuales y leer palabras individuales casi perfectamente. Sin embargo cuando se les presentaban varias letras o varias palabras en una línea, leían como si las letras de una palabra emigraran hacia otra palabra. Pero si los individuos centraban bien su atención en cada palabra evitaban este tipo de déficit (Galve, 2007).

Otro tipo de dislexia periférica es la visual, en donde los primeros casos fueron descritos por Marshall y Newcombe (1973), los cuales describen seis sujetos que leen una palabra por otra visualmente parecida (brazo por trazo, tarro por tierra), es decir, errores de tipo global, produciéndose en las palabras de mayor frecuencia (Galve, 2007). El problema podría residir en el nivel del sistema del análisis visual. También podría tratarse de un déficit de las representaciones grafémicas, de tal forma que, aunque la información visual entrante sea correcta, no puede activar una representación incorrecta en este caso se trataría de una dislexia central (Galve, 2007).

Cuetos (1998, 2001) dice que es un trastorno de tipo perceptivo y/o lingüístico. Los sujetos presentan continuos errores de tipo visual, consistentes en cambiar una palabra por otra parecida visualmente, sustituyendo generalmente las palabras erróneas por otras de mayor frecuencia de uso (Marshall, 1984). Parece que hacen un acceso visual aproximado, ya que responden con una palabra que coincide con algunas letras con el modelo dado (Coltheart, 1981), y esto es debido a que hay una falta de inhibición en la conexión entre el nivel de letras y palabras o en el mismo nivel de letras, por lo que el sujeto responde con la primera representación que se activa (Ellis, 1984).

Por último en la dislexia periférica se puede encontrar la dislexia de letra a letra o dislexia por deletreo, también denominada alexia pura, por ausencia de dificultades asociadas a la escritura (Galve, 2007). Fue descrita inicialmente por Déjerine (1891, 1892 en Caplan). Los sujetos para leer una palabra suelen nombrar en voz alta cada una de las letras que componen la palabra –deletreo seguido de lectura- pero no las palabras completas (Ellis, 1984) una lectura muy lenta, influyendo la longitud de la palabra en su ejecución (Patterson y Kay, 1982). El deletreo oral y la escritura pueden ser normales, aunque los sujetos no son capaces de leer lo que escriben. Algunos pueden acceder a la semántica de las palabras aunque se les prive de la posibilidad de deletrearla, pero otros simplemente no pueden (McCarthy y Warrington, 1990).

A nivel cognitivo existen dos interpretaciones distintas sobre la localización de déficit de estos sujetos, cuando el trastorno se localiza en el proceso “identificación de letras”, entonces los sujetos con alexia muestran bajo efecto “priming” cuando se intercambian la forma de las letras que aparecen primero y las que tienen que identificar (intercambio de mayúsculas y minúsculas) y un “priming” potente con el mismo tipo de letras (Galve, 2007). La otra hipótesis es que el problema radica en que son incapaces de identificar las letras en paralelo, de ahí que los tiempos se vayan incrementando progresivamente con cada nueva letra de la palabra (Kay y Hanley, 1991), situando el déficit en la conexión del almacén de representaciones de las letras con el léxico visual, no teniendo dificultad para identificar las letras y sí para acceder al léxico visual a partir de las letras (Galve, 2007).

Los tipos de dislexia revisados en el presente trabajo tienen factores comunes en su origen los que son necesarios de analizar para entenderlos a cabalidad, es por eso que a continuación se revisarán el factor causal más relevante visto desde distintos enfoques.

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